Tintoretto pintó este lienzo de grandes dimensiones hacia 1548-1549.
Esta pintura representa una escena del Evangelio, en la que Jesucristo lava los pies de los apóstoles antes de la última cena.
El lavatorio de los pies tiene un significado importante para los cristianos. Es una forma de explicar que hay que limpiarse de pecados antes de tomar la comunión, además de un gesto de humildad, es decir, para mostrar que una persona debe comportarse sin creerse mejor que los demás.
En el cuadro, Jesucristo lava los pies a San Pedro, y a su lado, San Juan mira a los dos.
Del resto de los apóstoles, unos están alrededor de una mesa y otros se quitan las calzas de las piernas para que Jesucristo les lave después sus pies.
Tintoretto pintó este cuadro para el presbiterio de la iglesia veneciana de San Marcuola, allí se reunía la cofradía del Santísimo Sacramento una de las “scuole” que proliferaron en Venecia
en el siglo XVI, dedicadas a fomentar el culto de la eucaristía y exaltar la humanidad al servicio
al prójimo de sus miembros, que debían de tomar como modelo al propio Cristo.
En su ubicación original, el cuadro estaba en una pared lateral de la iglesia, por eso, Jesucristo no está en el centro. Así era más fácil de ver la escena desde un lado. Primero, los fieles veían a Jesucristo y San Pedro y después veían al resto de apóstoles y el paisaje de fondo.
El cuadro, después de estar en la iglesia de San Marcuola, perteneció al rey Carlos I de
Inglaterra, y por último, lo compró el rey Felipe IV de España. El cuadro también estuvo
colgado mucho tiempo en el Monasterio de El Escorial.
La composición del cuadro se contempla mejor desde su lado derecho. Visto desde ese lugar el cuadro cobra una extraordinaria coherencia, desaparecen los espacios muertos entre los personajes, y la composición se ordena a lo largo de una diagonal que, partiendo de la figura de Cristo, prosigue por la mesa para finalizar en el arco que aparece en el fondo del canal veneciano, verdadero punto de fuga de la obra.
También hay una góndola en el canal, y varios edificios con columnas que recuerdan a la
Antigua Roma.
Para su realización, Tintoretto se inspiró en un grabado titulado La escena trágica, incluido en
el segundo libro de perspectivas del tratadista boloñés Sebastiano Serlio, publicado en Paris en 1545.
